domingo, 11 de octubre de 2015

DIEZ JOYAS DEL ARTE ROMANICO ESPAÑOL. (Basílica de San Isidoro de León)


BASÍLICA DE SAN ISIDORO DE LEÓN

La Real Colegiata Basílica de San Isidoro o, simplemente, San Isidoro de León, es un templo cristiano ubicado en la ciudad de León, en España.Es uno de los conjuntos arquitectónicos de estilo románico más destacados de España, por su historia, arquitectura, escultura, y por los objetos suntuarios románicos que se han podido conservar. Presenta la particularidad de tener un Panteón Realubicado a los pies de la iglesia, con pintura mural románica y capitelesexcepcionales, todo lo cual hace que sea pieza única del mundo románico de la época. El conjunto fue construido y engrandecido durante los siglos XI y XII.
En su origen fue un monasterio dedicado a San Pelayo, aunque se supone que anteriormente se asentaba en sus cimientos un templo romano. Con el traslado de los restos de San Isidoro, obispo de Sevilla, Doctor de las Españas a León, se cambió la titularidad del templo.
El edificio de la iglesia conserva algunos vestigios románicos de la primera construcción de Fernando I y Sancha. El Panteón y las dos puertas de su fachada sur, llamadas Puerta del Cordero y Puerta del Perdón, más la Puerta Norte o Capitular, son las primeras manifestaciones del arte románico en los territorios leoneses. Con el transcurso del tiempo se hicieron modificaciones y añadidos góticos, renacentistas y barrocos.
CONTEXTO HISTÓRICO ARTÍSTICO
A comienzos del siglo XI, en el Reino de León y Condado de Castilla se seguían conservando los edificios con tradición y cultura hispanas, sin modificar, mientras que en el Condado de Barcelona y algunas partes de Europa había entrado ya con fuerza el arte románico, acompañado de las nuevas teorías y tendencias hacia la liturgia romana, aconsejada desde Roma por el papa. En las regiones leonesa y castellana la Iglesia católica practicaba una liturgia que se había gestado y definido en los Concilios de Toledo. Lo mismo sucedía en los monasterios, cuyos monjes seguían las reglas de los padres de la Iglesia hispanogoda, aún cuando todos ellos, clérigos y monjes, reconocían la autoridad del papa en Roma y se sentían tan cristianos como el resto de Europa.
El hecho de que el Reino de León y más tarde el Reino de Castilla estuvieran inmersos en las luchas de la Reconquista, condicionaba un tanto la forma de pensar y de actuar, y esto se extendía de manera práctica al arte de la construcción y de la ornamentación, que se mantuvo fiel al pasado y al recuerdo de sus antepasados próximos: los visigodos.
HISTORIA Y EVOLUCIÓN DEL EDIFICIO
La iglesia y monasterio de lo que hoy se conoce como Basílica de San Isidoro tuvo sus orígenes hacia el año 956, en el mismo solar donde se puede ver en la actualidad, solar aledaño a la muralla romana de la Legio VII Gemina, por la parte del noroeste. Toda la parte occidental del edificio está adosada y superpuesta a ella. Se conservan en buen estado por este ángulo del noroeste bastantes metros de dicha fortaleza. También se han podido detectar bajo los edificios de la Colegiata, y tras las obras de restauración, importantes vestigios romanos: gruesos muros de ladrilloalcantarillascerámicatégulas, atarjeas de letrinas (conducto por donde las aguas de la casa van al sumidero), con el sello de la Legio VII.

Nació la iglesia por voluntad del rey Sancho I de León.
Del periodo visigodo no queda ni un resto (si es que lo hubo) y del periodo árabe, tampoco, ni de los primeros tiempos de la Reconquista. Las primeras referencias en crónicas y documentos aparecen a mediados del siglo X, dando noticia de las iglesias de San Juan y San Pelayo, que por estas fechas empiezan a desarrollarse.
El rey Sancho I de León (Sancho el Craso) quiso que se edificara esta iglesia. A lo largo de los siglos y hasta llegar al siglo XXI fue transformándose física y espiritualmente sufriendo épocas de gran esplendor y épocas de auténtica decadencia. He aquí las distintas fases por las que pasó; son fases con mucha carga histórica en las que se hizo notar en gran medida la influencia de los sucesivos reyes y su entorno familiar.

LA IGLESIA DE SANCHO I EL CRASO

Reinando Sancho I (llamado el Craso, hijo de Ramiro II) aparecen en el año 956 las primeras noticias documentadas sobre este edificio. La intención de este rey fue construir un templo para albergar las reliquias de Pelayo, el niño martirizado en Córdoba en el año 925, cuya fama se extendió pronto por toda la cristiandad europea. Hizo las gestiones oportunas con la corte cordobesa (de la que había sido huésped) para el traslado del cuerpo, pero no vio realizado su empeño porque fue asesinado antes.

Pelayo. Su biografía dice que murió martirizado defendiendo su virginidad.

Su hermana Elvira Ramírez (monja y regente de su sobrino Ramiro III) junto con Teresa Ansúrez, la reina madre, viuda de Sancho I, consiguieron realizar el proyecto, así que los restos de Pelayo fueron trasladados desde Córdoba a León. Pelayo fue un niño cristiano, prisionero en Córdoba en tiempos de Abderramán III. Su biografía dice que murió martirizado defendiendo su virginidad. Su fama y admiración se extendió pronto por el mundo cristiano de Europa.En Turingia la monja alemana benedictina Hrotsvita le dedicó un poema.

Incliti Pelagi Martir fortisimi Christi

Et bone regnantis miles per secula regis

Respice Hrotsvitham miti pietate misellam…

Elvira Ramírez era monja en San Salvador de Palat del Rey, un monasterio fundado por su padre el rey Ramiro II, construido junto a su palacio, exclusivo para mujeres de la realeza. Elvira y su comunidad se mudaron al nuevo templo de San Pelayo, aquel que se acababa de construir para recibir las reliquias del mártir. Fue levantado este templo junto a otro pequeño y muy antiguo (conocido como el antiquísimo) que estaba dedicado a San Juan Bautista.Elvira y la comunidad trasladada sirvieron tanto en un templo como en el otro.

La vida de esta comunidad monástica duró tan solo 20 años en este lugar. En el reinado de Bermudo II el Gotoso (982-999), León sufrió el ataque y devastación de Almanzor (en el 988), quedando arrasadas las dos pequeñas iglesias, San Juan Bautista y San Pelayo. Por entonces la primera abadesa Elvira ya había muerto, sucediéndola Teresa Ansúrez, la reina viuda que, al tener noticia de las inminentes aceifas de Almanzor, se ocupó (junto con la comunidad) de llevarse el cuerpo de Pelayo a la ciudad de Oviedo para preservar las reliquias.

La iglesia de Alfonso V el NobleEditar

Alfonso V (el de los Buenos Fueros), rey leonés desde 999 a 1028, tras el paso arrasador de Almanzor por la ciudad de León mandó reconstruir muchos edificios, entre ellos el monasterio de San Pelayo y la iglesia de San Juan Bautista.

Fue construida esta iglesia con materiales pobres (según dice el cronista obispo Lucas de Tuyex luto et latere es decir, de tapial y ladrillo), con planta tradicional, un testero tripartito, recto, y con dos cementerios para la gente de alto rango: uno a la cabecera para obispos y algunos reyes que yacían en León, sobre el que construyó un altar a Martín de Tours; otro a los pies (in occidentali parte), como un atrio sin cubrir, dedicado a enterramiento regio, donde puso los cuerpos de sus padres Bermudo II y Elvira García, y donde él mismo fue enterrado. Sobre su tumba hay un epitafio que dice que edificó la iglesia de San Juan de barro y ladrillos. Esta es la iglesia que se conoce como iglesia antigua y que debió ser de proporciones muy pequeñas.

Lucas de Tuy, llamado el Tudense,dice:

Fizo también la iglesia de Sant Juan Baptista en esa çibdad de cal y ladrillo, y cogió todos los huesos de todos los reyes y obispos que eran en essa çibdad y enterroles en esa iglesia.

Se reorganizó de nuevo la comunidad de monjas y la comunidad de canónigos, todos bajo el mandato de la nueva abadesa Teresa, hermana de Alfonso V. En 1028 viajó hasta Oviedo para vivir definitivamente en el monasterio de San Pelayo de esta ciudad asturiana y estar cerca de las reliquias del mártir. Allí murió y fue enterrada.

La iglesia románica de Fernando I y su esposa SanchaEditar

Miniatura medieval que representa al rey Fernando I el Magno y a su esposa, la reina Sancha de León.

Sancha de León, hija de Alfonso V, fue abadesa del monasterio de San Pelayo desde muy joven. Junto con su esposo Fernando fueron reyes de León desde 1037. Sancha influyó notablemente en el rey Fernando para llevar a cabo una edificación en piedra de la iglesia de San Juan Bautista, convenciéndole además para que su enterramiento tuviera lugar en este templo y no en el Monasterio de Arlanza, ni en el Monasterio de Oña, dos posibilidades que el rey barajaba. El proyecto se llevó a cabo mandando derribar la humilde iglesia anterior de Alfonso V y construyendo en su lugar un templo con buena piedra labrada, según se hace saber en las crónicas.No fue un templo grande y abierto a los fieles sino una pequeña iglesia palatina para uso de sus mecenas Fernando y Sancha, que vivían en su palacio ubicado junto al monasterio dúplice (con una comunidad de monjas y otra de canónigos como ya se ha explicado).

Reconstruyeron también el espacio dedicado a Panteón de Reyes. Así consta en la lápida de consagración y así lo atestigua el cronista de la época conocido con el nombre de Silense que fue además clérigo de San Isidoro. En el cementerio de los pies de la iglesia (el actual Panteón de Reyes) fueron enterrados estos reyes fundadores: Fernando, Sancha y tres de sus hijos: UrracaElvira y García. Está también el cenotafio del último conde de Castilla, don García. El epitafio de Fernando I muerto en 1065 dice así:

Fecit ecclesiam hanc lapideam qui olim fuit lutea.

Para engrandecer la iglesia y según costumbre de la época era necesario contar con importantes reliquias, por lo que hicieron traer en 1062 desde Sevilla el cuerpo de San Isidoro y desde el monasterio de Arlanza las reliquias de San Vicente de Ávila que se guardaban allí a raíz de las razias de Almanzor. Contaban también desde antiguo con la mandíbula que se decía era de San Juan Bautista.

El 21 de diciembre de 1063 se consagró esta nueva iglesia bajo la advocación de San Isidoro, ofreciendo una solemne ceremonia, y los monarcas dotaron al lugar de un importante ajuar sacro, que desde el punto de vista del arte constituye una verdadera joya del románico de aquellos tiempos. Desde esta consagración la dedicación del templo fue en exclusiva a San Isidoro.

Mantuvieron los reyes una absoluta protección al templo, acudiendo a él en todas las ocasiones propicias. Los cronistas escriben incluso sobre las emocionantes escenas de Fernando I acudiendo al templo en los momentos finales de su vida.La dotaron de reliquias insignes y de objetos de orfebrería, la enriquecieron con tesoros, así como enriquecieron al monasterio con un vasto patrimonio.

El edificio románicoEditar

Ésta fue la primera iglesia románica que se levantó en el Reino de León siguiendo las modernas corrientes de este estilo.

El edificio románico de Fernando I y Sancha era de dimensiones reducidas: 16 metros de largo, con tres naves, la central de tres metros de ancho y cerca de 2 metros las laterales. De gran altura: 12 metros la central, 7 las laterales. La cabecera era tripartita con testeros rectos y escalonados cubiertos con bóveda de medio cañón. No tenía crucero.

Puerta de entrada desde el templo al espacio del Panteón que fue cegada a comienzos del XII con motivo de las nuevas obras de ampliación.

Edificaron el panteón regio a los pies, al que se accedía desde el interior de la iglesia a través de una puerta que todavía existe y que está condenada. Sus muros —según consta por las excavaciones— estaban alineados con los de las naves de la iglesia. Fue un espacio cerrado, con dos alturas, la de abajo para enterramiento y la de arriba dedicada a tribuna real.

De esta fase de construcción pervive en la actualidad: el Panteón, una portada o puerta con capiteles esculpidos que está en la planta superior del Panteón, entre los actuales Archivo y Tesoro, la Tribuna real, los dos pórticos adosados y los dos primeros cuerpos de la torre. También los muros norte y occidental, que fueron incorporados a la siguiente edificación de Urraca la Zamorana. En 1908 el conservador y arquitecto Juan Nepomuceno Torbado, al hacer unas restauraciones, puso al descubierto la planta antigua y los cimientos de esta iglesia; años más tarde, en los trabajos de solado de 1971 pudo contemplarse de nuevo el trazado de dicha planta y su estudio corrió a cargo del Instituto Arqueológico Alemán de Madrid, cuyas excavaciones fueron dirigidas por el profesor Williams.

DESCRIPCIÓN DEL EDIFICIO

El edificio actual tiene tres naves y planta de cruz latina. El ábside central es del siglo XVI, hispano-flamenco; sustituyó al románico, cuya planta puede verse porque, a raíz de las excavaciones, se dejó una marca trazada en el suelo de la capilla mayor. Los ábsides laterales son románicos con bóveda de horno. A pesar de las ampliaciones y reconstrucciones de la época de la infanta Urraca y el arquitecto Deustamben, el resultado final es armonioso. Las modificaciones tuvieron que adaptarse al anterior edificio de Fernando y Sancha, por lo que sus ábsides no tienen la misma anchura ni el mismo eje que las naves.

La nave central es de gran altura y está cubierta con bóveda de cañón (como el tramo recto del ábside y el crucero) mientras que las laterales tienen bóveda de arista. Los arcos de separación de las naves tienen un peralte muy acusado; los del crucero son polilobulados, detalle de supervivencia de la época mozárabe.

Exterior del edificioEditar

Sólo se pueden ver desde fuera la fachada meridional y el ábside meridional. El resto del edificio está rodeado por otras construcciones y la parte de poniente está oculta por la muralla (a excepción de la torre). Desde el exterior se aprecian las tres alturas de las naves. La cornisa de la nave central es ajedrezada y se apoya en modillones de influencia mozárabe.

Las dos portadas románicas corresponden a esta fachada. La más antigua es la del Cordero y la más moderna, la del Perdón. Son dos ejemplos del románico pleno, lo más antiguo que se construyó en el reino de León.

Puerta del CorderoEditar

Está dividida en dos cuerpos: el superior compuesto por peineta barroca y rematado con San Isidoro a caballo.

Puerta del Cordero.

En la portada propiamente dicha hay dos arquivoltas de medio punto con molduras de baquetón sobre columnas. Una tercera arquivolta dovelada descansa sobre jambas, rodeada de moldura ajedrezada. Entre las arquivoltas hay tres molduras con roleos y palmetas. Las columnas están acodilladas y tienen basas áticas[sobre plintos muy altos (que no son los originales). Los capiteles presentan figuras humanas con garras en lugar de pies y manos, personajes alados, en cuclillas y entre vegetales.

Tímpano del CorderoEditar

Tímpano de la Puerta del Cordero.

Es el primer tímpanoconocido del Reino de León, conteniendo diversas escenas.Pertenece al románico pleno del siglo XI. Está esculpido en mármol blanco y se apoya en jambas que están rematadas por cabezas de carnero.

Se representa el Sacrificio de Isaac con el cordero místicosujeto por dos ángeles, y a ambos lados otros dos ángeles portadores de los símbolos de la Pasión de Cristo. En la Hispania mozárabe era muy común representar la escena del sacrificio de Isaac en lugar de Cristo crucificado.A la derecha se ve a Sara en la puerta de la tienda y los dos sirvientes que tomó Abraham como compañía, uno montado a caballo y otro que se descalza respetuosamente porque va a pisar un lugar sagrado. Isaac está también descalzo y pueden verse sus sandalias en el suelo.

Dextera Domini.

Abraham, también descalzo, escucha la voz que llega desde el cielo, simbolizada en la “Dextera Domini”. El cordero del sacrificio está en un matorral y detrás de él hay un ángel que habla. Es una representación que concuerda con el texto del Génesis, exceptuando la figura de Sara. En el lado de la izquierda hay otras dos figuras del Génesis: Ismael y su madre Agar. Ismael está representado como tirador de arco:

Y Dios estaba con el muchacho; y creció, y habitó en el desierto, y fue tirador de arco. (Génesis 21:20)

Estas representaciones de Ismael con Agar solo se dan en la Hispania del siglo XI.

Todo el relieve está ejecutado en piedra procedente de la región. En las enjutas del arco hay relieves y figuras en mármol reutilizadas que tal vez procedan de la iglesia de Fernando y Sancha. No corresponden al espacio en que están colocadas y hay en ellas incoherencia y desorden. Se cree que estuvieron dispuestas de otra manera y que al restaurar la puerta se movieron olvidando su primitivo lugar. Por eso la estatua del mártir Pelayo tiene un libro que correspondería a la estatua de San Isidoro, a cuyo costado se implantó un verdugo con el cuchillo, correspondiente en realidad a Pelayo. San Isidoro tiene junto a la cabeza la inscripción Isidorus. En el museo de San Marcos hay otra estatua compañera de ésta que corresponde a San Vicente de Ávila, cuyas reliquias se trajeron también en 1063.Por encima de San Isidoro se ven los relieves de David y cinco músicos, más un violinista dentro de círculos concéntricos. Sobre Pelayo hay otro violinista igual, más un tamborilero.

Por encima de estos personajes hay un friso interrumpido por la rosca externa de la arquivolta que representa los símbolos del zodiaco ordenado de derecha a izquierda. Fueron identificados con sus nombres, unas inscripciones con caracteres de la segunda mitad del siglo XI de las que aún quedan algunas fuera de lugar. También estos relieves fueron aprovechados de la iglesia anterior.

Interior del edificioEditar

Bóveda de la capilla mayor.

El interior sorprende al visitante por su intensa luminosidad debido a la gran cantidad de amplios ventanales de la nave central y del crucero sur. Posee una rica decoración en impostas de ajedrezado, motivo que se ve tanto en paramentos rectos como curvos. También los capiteles son ricos y numerosos.

Capilla MayorEditar

La Capilla Mayor data del siglo XVI, y su arquitectura se atribuye a Juan de Badajoz el Viejo. El padre Juan de Cusanza (alias Juan de León) encargó las obras en el año 1513, sustituyendo la antigua capilla románica de la infanta Urraca por la actual gótica. En 1971 se hizo una labor de limpieza y de restauración del suelo, que se hallaba muy deteriorado. Con ese motivo salieron otra vez a la vista los cimientos de la planta románica que el arquitecto Torbado había descubierto en su labor de excavación, y siguiendo su trazado se hizo un dibujo en el suelo para que se pudiese ver fácilmente. La capilla está cubierta por bóveda de crucería con terceletes.

Retablo mayor.

El retablo de factura aún gótica procede de la parroquia de Pozuelo de la Orden (Valladolid) y fue trasladado a San Isidoro en 1920, año en que esta localidad pertenecía al obispado de León. Fue labrado entre 1525 y 1530, contando con la participación en las labores de talla y ensamblado de un maestro llamado Giralte, quizá Giralte de Bruselas, y consta de veinticuatro tablas de pintura, atribuidas por Chandler R. Post a un Maestro de Pozuelo, cabeza de serie de un amplio número de obras cuyo centro geográfico se sitúa en la ciudad zamorana de Toro.[28] [29] La documentación hallada posteriormente ha permitido precisar que los trabajos de pintura se repartieron entre Lorenzo de Ávila, seguidor de Juan de Borgoña y afincado en Toro, a quien se podría identificar con el Maestro de Pozuelo creado por Post, y dos pintores vecinos de Valladolid: Antonio Vázquez, también seguidor de Borgoña, y Andrés de Melgar, oficial de Alonso Berruguete, a quien por tal motivo se atribuyen algunas de las tablas más avanzadas estilísticamente

La custodia es de plata, del artista M. García Crespo, y guarda la hostia consagrada expuesta día y noche por privilegio papal muy antiguo, que comparte con la catedral de Lugo. Bajo la custodia y en lugar preferente se halla la urna neoclásica que conserva los restos de San Isidoro, obra que el platero leonés Antonio Rebollo realizó en 1847.

PANTEÓN REAL

El origen data de los tiempos del rey Alfonso V el Noble que tras el paso de Almanzor hizo levantar de nuevo la iglesia con pobres materiales y la dotó de dos cementerios, uno en la cabecera y otro en los pies (in occidentali parte), como un atrio sin cubrir, dedicándolo a enterramiento regio; allí depositó los cuerpos de sus padres Bermudo II y Elvira. Fernando I y Sancha reconstruyeron también este panteón, siendo ellos mismos enterrados en él. Así consta en la lápida de consagración y así lo atestigua el cronista de la época conocido con el nombre de Silense que fue además clérigo de San Isidoro. La historiografía moderna atribuye el resultado final (que se contempla en el presente) a la infanta Urraca la Zamorana, hija de Fernando I y Sancha.

Fue un espacio cuadrado delimitado por el muro occidental de la iglesia que tenía una puerta de entrada al templo que fue cegada a comienzos del XII con motivo de las nuevas obras de ampliación. Se abrió en compensación otra puerta en el ángulo sur oriental. Este espacio estuvo cerrado por el sur con un muro medianero con los palacios reales. La cámara tiene poca altura lo que le da un falso aspecto de cripta sin serlo. Cuando se cerró la primitiva puerta de acceso al templo quedó una zona que se convirtió en altar dedicado a Santa Catalina de Alejandría y toda la estancia tomó el nombre de capilla de Santa Catalina. En la documentación de la época puede verse este nombre, alternando con Capilla de los Reyes.

Es un cuadrilátero dividido en seis tramos mediante columnas centrales. La estructura es abovedada y está recubierta de pinturas. El tema pictórico corresponde a la segunda mitad del siglo XII; sobre fondo blanco se recorta en trazos negros toda la temática y se rellenan los fondos con ocres, amarillos, rojos y grisáceos.

Son muy importantes los capiteles. Los hay con tema vegetal de tradición hispánica mientras que los historiados de tema simbólico parecen de influencia foránea. Son significativos los temas bíblicos pues fueron una primicia del románico.

MUSEO

El museo llamado también tesoro está situado en la tribuna descrita anteriormente. También se exhiben objetos en las distintas capillas del claustro procesional. Algunos de estos tesoros fueron encargos de los reyes Fernando y Sancha para engrandecer la iglesia que ellos habían mandado construir. La dotaron de un importante ajuar litúrgico, aunque muchas de estas obras de arte se perdieron en los avatares sufridos a través de los siglos y otras se encuentra custodiadas en museos ajenos a la Colegiata. Se puede hacer una selección con las piezas consideradas muy interesantes:

  • Arqueta de San Isidoro. Forrada con chapas de plata y realizada hacia 1065. Durante 900 años guardó el cuerpo del santo. Fue muy deteriorada en 1808.
  • Arca de los marfiles. Allí se guardaron los restos de Pelayo y de San Juan Bautista. Datada del año 1059. En madera, con 25 marfiles incrustados.
  • Portapaz de marfil.
  • Marfil escandinavo. Representa un dragón replegado sobre sí mismo. Obra del siglo X.
  • Cáliz de doña Urraca de 1100.
  • Arca de los esmaltes con representación de la crucifixión y pantocrátor.
  • Interesante colección de telas: Dos estolas del siglo XII, 1197 y 1198, tejidas por Leonor de Plantagenet. Fragmentos de telas persas y árabes. Ternos renacentistas.
  • Lignum Crucis, ostensorios y relicarios.
  • Cruz de altar de Enrique de Arfe.
  • Tríptico renacentista con la representación de la Anunciación, Visitación, Adoración de los Reyes y Calvario. En los batientes está el tema de las Once Mil Vírgenes, y el de la aparición de la Virgen a San Bernardo. Obra atribuida a Rodríguez Solís.
  • Pendón de Baeza, del siglo XIV.Es una de las piezas más importantes del museo. La tradición cuenta que fue bordado en el propio campo del sitio de la batalla de Baeza(aunque tal batalla no existió, pues la plaza se rindió por capitulación pactada).Representa a San Isidoro a caballo con espada y cruz, como se apareció en el campo de batalla. Tema relacionado con las representaciones de esta época de Santiago y San Millán. Fondo carmesí, con las armas de León y Castilla. Tiene honores de Capitán General.

Archivo bibliotecaEditar

La cúpula central es ovalada y en sus pechinas hay cuatro medallones con las figuras de los evangelistas.

Es un edificio independiente construido a finales del siglo XVI por Juan de Badajoz el Mozo, que consta de dos plantas, ubicadas sobre el techo del recinto que ocupa el vestíbulo de entrada. En la actualidad se puede acceder a este espacio desde la escalera de caracol, construida a un costado del Panteón o desde el claustro alto. La planta primera es rectangular, dividida en tres tramos, con bóvedas estrelladas y con altorrelieves y ventanales renacentistas. La cúpula central es ovalada y en sus pechinas hay cuatro medallones con las figuras de los evangelistas. Por debajo del arranque de la bóveda se ve una imposta donde se escribió con letras doradas una serie de elogios destinados a San Isidoro.

Biblia del año 960, mozárabe, del presbítero Sancho miniaturas de Florencio, escrita en el Monasterio de Valeránica.

El archivo contiene volúmenes muy interesantes entre los que puede destacarse 300 incunables, libros raros, 800 documentos en pergamino, 150 códices y tesoros de documentos hispánicos. Entre todas estas obras pueden destacarse algunas de las más curiosas o importantes:

  • Biblia del siglo X (del 960) mozárabe, del presbítero Sancho con excelentes miniaturas de Florencio, escrita en el Monasterio de Valeránica (Burgos).
  • Códice Morales de Job (nº 1 de su Catálogo), escrito por el monje Baltario en 951.
  • Tres tomos de una Biblia románica del siglo XII.
  • Dos tomos de la obra del Santo Martino, siglo XII donde se recogen los tratados para la edificación moral de los canónigos. Son ediciones con ornamentación muy rica cuyas miniaturas se distinguen por los colores y perfección del dibujo.
  • Chronicon Mundi, del Tudense, siglo XV.

La segunda planta está dedicada a taller de restauración bibliográfica y laboratorio fotográfico, además de tener la vivienda para el archivero y el secretario.

CONCLUSIÓN 

La colegiata se muestra en el siglo XXI en todo su esplendor, tanto físico como espiritual. La iglesia ha recobrado sus funciones como tal y todas las demás dependencias abiertas al público están restauradas y perfectamente cuidadas. Goza además de una vida intelectual muy interesante.

El recinto perteneciente a la basílica es mucho más extenso de lo que el observador puede ver desde la plaza de San Isidoro. Existen una serie de edificaciones, algunas muy antiguas que a raíz de las reformas fueron recuperadas para su utilización. Con este fin se rehabilitó el edificio del siglo XVI que se encuentra fuera del claustro —con ventanas a la calle del Sacramento— para residencia de canónigos que hasta la fecha andaban dispersos por otras dependencias. Se acomodaron las dos plantas del ala este del segundo claustro para residencia de las religiosas Discípulas de Jesús donde además abrieron un colegio de Enseñanza Primaria. Para la Escuela Superior de Arte Sacro se restauraron unas ruinas pertenecientes al antiguo palacio abacial. La Escuela Taller tuvo también su lugar reservado en los bajos del segundo claustro y la huerta contigua.

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